La tenue capa más externa de la atmósfera de la Tierra se extiende mucho más profundo en el espacio de lo que los científicos se dieron cuenta, lo suficientemente profundo como para que la luna orbita a través de él.
La geocorona de la Tierra es una colección escasa y poco comprendida de átomos de hidrógeno ligados libremente por la gravedad a nuestro planeta. Esta región atmosférica es tan delgada que en la Tierra la llamaríamos vacío. Pero es lo suficientemente importante y poderoso como para meterse con los telescopios ultravioleta debido a su hábito de dispersar la radiación solar. Y los investigadores, al observar datos antiguos de la década de 1990, ahora saben que se extiende hasta 400,000 millas (630,000 kilómetros) sobre la superficie del planeta. Eso es entre 10 y 25 por ciento más lejos que las estimaciones anteriores.
Una de las razones por las que la geocorona es tan poco entendida es que es difícil encontrar un punto de vista desde el cual estudiarla. Desde la superficie de la Tierra e incluso la órbita terrestre baja, es más o menos invisible. La imagen más famosa de la misma (en la foto de arriba) proviene de la misión Apolo 16 de 1972, cuando la luna, la Tierra y el sol se alinearon de tal manera que los astronautas pudieron tomar una foto de la luz solar dispersándose a través de ella.
Para este artículo, publicado el 15 de febrero en la revista JGR Space Physics, los investigadores volvieron a algunos datos de una nave de la Agencia Espacial Europea (ESA) llamada Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO), lanzado en 1995 para estudiar el sol. Esa sonda se lanzó a un punto de 930,000 millas (1.5 millones de kilómetros) desde la Tierra hacia el sol, donde la gravedad del planeta y las estrellas se combinaron para mantenerlo en su lugar. Aunque la nave tenía la tarea de estudiar el sol, en ocasiones se daba la vuelta y espía a la Tierra desde su punto de vista distante.
El objetivo de esos estudios no era mapear la geocorona, pero los investigadores se dieron cuenta de que los datos podrían usarse de esa manera.
"Los datos archivados hace muchos años a menudo pueden ser explotados para nuevas ciencias", dijo Bernhard Fleck, científico del proyecto SOA SOA, en un comunicado. "Este descubrimiento destaca el valor de los datos recopilados hace más de 20 años y el rendimiento excepcional de SOHO".
El cajero
Quién sabe qué otro conocimiento existe, sentado como datos archivados en algún disco duro, esperando que alguien lo interprete correctamente.